Nuevas pistas sobre el incidente Tunguska

Hace tiempo hablamos sobre el fenómeno que sucedió en Tunguska en 1908, en el que un meteorito de gran tamaño cayó en dicha región siberiana, causando unos fenómenos que fueron observables desde gran parte de Europa.

Hasta ahora, no se había conseguido afirmar si el cuerpo que impactó era un fragmento de asteroide o de un cometa, debido a la ausencia de rocas del meteorito en el lugar del impacto.
Sin embargo, estos días ha aparecido una investigación en la que se encuentran factores que sugieren que fue un cometa (un objet de hielo básicamente) el que causó tal impacto.

Datos conocidos del impacto

De los datos que tenemos sobre los días posteriores al impacto, conocemos que por toda Europa (hasta Londres incluso) se tuvo noches perfectamente iluminadas.
Además de que el objeto probablemente no impactó en tierra, sino que se destruyó (al menos su mayor parte) mientras todavía estaba en el aire, conclusiones obtenidas a partir de la ausencia de un gran cráter en la zona.

Las extrañas nubes

Recientemente, se ha empezado a comprender ciertas nubes que se forman de vez en cuando: las nubes noctilucentes.
Este tipo de nubes son bastante brillantes, aunque únicamente visibles por la noche, localizándose a una gran altitud (de unos 90 km) sobre las zonas polares en los meses de verano.

Ahora viene lo inesperado: recientemente se ha visto que los lanzamientos de los transbordadores espaciales aumentan (o provocan) la formación de estas nubes al poco tiempo de estos lanzamientos.

¿Por qué?

Bien, durante estos lanzamientos vemos toda la columna de «humo» que desprenden dichos lanzamientos, la cual en un 97% es agua fundamentalmente (que puede alcanzar unas 200 toneladas), la cual se ha conseguido observar que en una apreciable cantidad termina llegando a las regiones polares con el paso de los días.

Estas partículas (hielo de agua, ya que a esas alturas están congeladas) son las que forman este tipo de nubes, y estos cristales de hielo son los responsables de que tengan ese brillo llamativo.

La asociación entre estos lanzamientos y la formación de nubes se han encontrado, por ejemplo, poco después del lanzamiento del Endeavour el 8 de agosto del 2007 o después de la desintegración del Columbia en su reentrada a la Tierra.
Aunque también debidos a factores naturales como algunas grandes erupciones volcánicas.

La relación con Tunguska

Ahora bien, estas nubes parece que son las mismas que las que se encontraron después del impacto de Tunguska, causando esas noches iluminadas, así que para ver la relación entre las nubes y el fenómeno, nos hace falta una enorme cantidad de agua inyectado a la atmósfera.
Lo cual encaja bastante bien con la hipótesis de que fue un cometa el que impactó, y al desintegrarse a una gran altura, inyectó esa cantidad de vapor de agua a la atmósfera, formando nuestras nubes.

Incógnitas todavía por resolver

El principal fallo que tiene dicha hipótesis es que todavía queda por explicar cómo dicho vapor de agua consiguió viajar tanta distancia hasta formar nubes incluso en Londres.

Esto, podría explicarse si se crearon enormes remolinos que atrapaban el vapor de agua, acelerándole a velocidades de hasta 90 m/s. Sin embargo, nuestro conocimiento de dicha región de la atmósfera (la mesosfera) es bastante pobre, por lo que habrá que realizar más estudios para comprobar si la generación de estos remolinos como consecuencia del impacto pudo ocurrir.

Aun así, un nuevo paso hacia la comprensión de qué objeto (si un asteroide o cometa) fue el que impactó en esa aislada región siberiana. Aunque siempre habrá gente que recurra a rayos de la muerte u otras civilizaciones para explicarlo…

Visto en:

  • Ciencia Kanija.
  • Discover.
  • Meteorito en Canadá

    Bueno, en lo que sería una entrada más sobre meteoritos, pongo esta noticia que creo que estos días está ya saliendo en los medios.

    El miércoles pasado un coche patrulla de Canadá (sí, qué ha sido de la policía montada: más bonita, más ecológica…) captó un gran meteorito que cayó en algún lugar cercano a donde se encontraban.

    Como se ve en el vídeo, el objeto era bastante contundente aunque la explosión que se observa implica que, como la mayoría de estos objetos, ha estallado en el aire por lo que a tierra no habrán caído más que restos relativamente pequeños.

    Seguramente el radar saltó, ya que el exceso de velocidad que llevaba el meteorito era bastante grande…

    Un bonito espectáculo siempre que no os pille debajo.

    Impactos de meteoros: de dónde provienen

    meteoro.jpg

    Y ya acabando esta serie de entradas sobre meteoritos (salvo que se me ocurra alguno más), que espero no haya resultado demasiado pesada, comentemos de dónde proceden.

    Supongo que a estas alturas nadie espere que vengan debido a algún vecino extraterrestre que nos tiene manía y nos va lanzando rocas de cuando en cuando (eso solo se lo hacemos al vecino de enfrente), así que queda explicar cómo llegan hasta aquí.

    Origen de los más pequeños

    Como comentamos, la mayoría son insignificantes bolillas de menos de un milímetro de diámetro. Éstas normalmente son partículas que han ido soltando los cometas al acercarse al Sol. Como vimos, los cometas al acercarse al Sol desprenden una cola de polvo, que va «ensuciando» toda el camino por donde pasan dejando estas pequeñas partículas (al igual que esos domingueros que llevan el tubo de escape roto desde hace 500 km y van dejando una significante «cola» de polvo, en este caso de color negro…).

    Así que si un cometa tiene una órbita que se aproxime en algún punto a la de la Tierra, dejará por esta zona una gran cantidad de pequeñas partículas, esperando a que llege la Tierra para bombardearla.
    Esto, que puede parecer difícil de ocurrir, es muy común, y en las fechas en que la Tierra corta este «punto negro» (por donde pasó el cometa) se produce una gran cantidad de meteoritos, a lo que se le da el nombre de lluvia de estrellas, ya que, al igual que cuando llueve, parece que todas las partículas provengan de un mismo punto.
    La mayor parte de las lluvias de estrellas (las lágrimas de San Lorenzo o perseidas, por poner un ejemplo) son producidas por estos «desperdicios» de los cometas (me acabo de cargar todo el «origen místico» que se le otorga por parte de ciertos individuos, lo sé…). Así, las perseidas son provocadas por el cometa Swift-Tuttle, o las oriónidas por el famoso Halley.

    Los de tamaño medio

    Por otra parte, los meteoritos de tamaños de unos centímetros o decenas de centímetros, suelen provenir, o bien de restos de cometas también, o de otros cuerpos del Sistema Solar, como puede ser la Luna o Marte.
    La Luna no tiene atmósfera, así que todas las partículas que chocan contra ella llegan enteritas a su superficie (ya que al no tener atmósfera, no se queman en ésta al entrar), así en el choque contra la superficie, es relativamente frecuente que «salten» restos de la superficie al espacio, y si tienen suficiente velocidad se escaparán al espacio y no volverán a caer a la Luna.
    Como somos los más cercanos a ésta, somos los destinatarios que más reciben estas rocas, habiéndose encontrado ya varios meteoritos procedentes de la Luna (se sabe que proceden de ésta por la composición, única para cada cuerpo del Sistema Solar).
    Aunque más difícil, también se han encontrado meteoritos procedentes de Marte. Mucho más escasos debido a la lejanía de éste planeta (en comparación a la de la Tierra) y a que tiene mayor gravedad que la Luna, lo que hace que las rocas necesiten una velocidad mayor para escapar de él.

    Los salvajes

    Por último, queda comentar de dónde proceden los que causan unas consecuencias más catastróficas o notables. Éstos, es difícil que se produzcan como consecuencia de material escapado de la superficie de algún planeta, ya que la energía necesaria para lanzarlos a esa velocidad es muy grande.
    Así que la explicación es otra: la mayor parte son asteroides o cometas, que han sido perturbados por la gravedad de algún planeta y han sido lanzados hacia aquí, chocando contra la Tierra. O también pueden ser restos de algún cometa (que, por ejemplo, se haya fragmentado) y mientras el cometa (o su mayor parte) a seguido por el espacio, este fragmento ha sido atraído por la Tierra.

    Para finalizar, cabe destacar que durante la formación del Sistema Solar, se tiene varios indicios de choques entre cuerpos que ya se considerarían planetas, lo que da lugar a unas consecuencias bastantes bestiales.
    La Luna se cree que se formó por los fragmentos que se emitieron al chocar la Tierra con un cuerpo del tamaño de Marte.
    La rotación de Venus (lo que produce los días), en sentido contrario a la de los demás planetas, es probable que sea debida a un choque con un cuerpo de gran tamaño.
    El eje de rotación de Urano, que está inclinado unos 90º respecto a su movimiento en torno al Sol (el de la Tierra es de unos 24º y ya es grande), lo que lo hace estar tumbado durante su viaje en torno al Sol, es debido a un choque con otro gran cuerpo.

    Meteoros como sistema de navegación

    meteorito.jpg

    Los meteoritos son la mejor fuente que tenemos para estudiar material extraterrestre (de fuera de la Tierra), así que la pregunta que nos podemos hacer es… ¿cómo los buscamos?

    ¿Qué esperamos encontrar?

    Para saber dónde buscar hay que saber qué encontrar… así que primero veamos qué queda de los meteoritos.
    La mayor parte de ellos están formados por roca, y una pequeña parte son de hierro. Durante la entrada en la atmósfera, el meteorito va quemándose, lo que hace que se evapore su mayor parte, pero también provoca que la parte que permanece esté muy redondeada (la roca va perdiendo todas las zonas más externas y queda la parte central) y muy negra (debido a ignición que ha sufrido).

    Esto nos da una roca (igual a cualquier peñasco que podemos encontrar en el monte) relativamente redondeada, y muy oscura.
    Como las primeras características no nos ayudan mucho, nos fijamos en la última, que será la que más destaca.

    Expediciones en busca de meteoritos

    meteoritoantartida.jpg

    En el año 1966 se comenzó a organizar equipos busca-meteoros, y considerando que son rocas muy oscuras, se fueron al mejor sitio para ver peñascos oscuros: un lugar blanco… la Antártida.
    Aquí se fueron encontrando multitud de meteoritos, unas 4 toneladas hasta la fecha.

    Más tarde se descubrió otros lugares donde eran relativamente fácil de buscar, y mucho menos costoso, ya que las expediciones a la Antártida eran escasas por lo caro que salían: los desiertos.
    Se centraron en el Sáhara, donde era fácil llegar, y no requerías de mucho material: un jeep, prismáticos, y la ropa típica de pantalones, camiseta y gorra.

    Guías inesperados

    meteoritodesierto.jpg

    En este momento, se comenzaron a dar cuenta de una cosa.
    En mitad del desierto, no tienes ni una sola referencia para saber por dónde vas, así que los habitantes de la zona recurrían a pilares de piedras repartidos cada pocos kilómetros, de forma que marcasen el camino a seguir.
    Y para realizar estos pilares, normalmente recurrían a las piedras (que tampoco había muchas por esa zona) más oscuras, para poder ver los pilares desde más lejos. Y habéis adivinado, estas piedras eran precisamente meteoritos.

    Así que desde hace cientos de años, los meteoritos son utilizados como guías por el desierto, sin que nadie imaginase lo más mínimo que esa roca procedía de muy, muy lejos…

    Otros usos antiguos

    Pero este no era el único uso que tenían esas «piedras lejanas». Como dije al principio, parte de los meteoritos están formados de hierro, y de hierro altamente puro, ya que los pocos materiales que tendría se han volatilizado en la entrada en la atmósfera.
    Así que se convierten también en la mejor fuente de hierro puro de la Tierra, ya que aquí solo encontramos hierro en yacimientos, donde está mezclado con muchos otros materiales.

    Y de ésto también se dieron cuenta en la Edad Antigua los primeros herreros, donde ha indicios de que se valían de estas piedras para realizar sus primeros instrumentos, ya que se ahorraban un gran trabajo, además de obtener un instrumento más resistente.

    Como puede verse, los meteoritos nos han estado acompañando desde hace mucho tiempo… en diversas circunstancias.

    Impactos de meteoros: Chicxulub

    dinosaurios.jpg

    Hoy toca hablar sobre un meteorito que cayó en una región de nombre bastante difícil de memorizar: Chicxulub, y que es el candidato a ser el autor de la extinción de los dinosaurios.

    Nos encontramos en 1970, en una provincia de Yucatán (México): Chicxulub. Unos geólogos petrolíferos estudian el subsuelo para encontrar nuevos yacimientos, cuando detectan una estructura circular bajo tierra, centrada en Chicxulub. Esta es la apasionante historia del descubrimiento de uno de los sucesos más significativos de la historia de la Tierra.
    Por si fuera poco, no se cayó en la cuenta de lo que era al descubrirlo, sino que pasaron unos años hasta que se relacionó con un impacto, cuando se obtuvo la edad que tenía y más datos.

    impactoasteroide.jpg

    El impacto

    Viajemos ahora al Cretácico, hace unos 65 millones de años. Nos encontramos una Tierra poblada de dinosaurios, en unos días de, probablemente, unas 22 horas (2 horas menos que hoy en día), y con unos continentes desplazados respecto a lo que tenemos hoy.
    Desde hacía unos días se veía un objeto brillante en el cielo (un cometa o un asteroide), pasajero, como otros tantos cometas que pasan cerca de la Tierra, aunque este se iba haciendo más y más brillante, pareciendo que no tuviera límite

    De repente, un estruendo como nunca antes se había oído, y a continuación, una onda de muerte recorrió todo el planeta.
    El objeto que se veía, de unos 10 kilómetros de diámetro, acababa de impactar contra la Tierra, perforando la corteza de la Tierra y dejando un cráter de unos 50 km de profundidad y 180 km de diámetro.
    Junto con el cráter, miles de millones de toneladas de material fueron lanzados a la atmósfera, una ola de alrededor de un kilómetro de altura devastó todo el golfo de México, el Caribe, y gran parte de Texas.

    Consecuencias

    Chicxulub.jpg

    Todo esto ocasionó una atmósfera que ocultó la luz del Sol durante meses, quizá años, desencadenando un periodo de hielo en gran parte de la Tierra. A esto, le siguió un periodo de gran calentamiento como consecuencia de todo el dióxido de carbono depositado en la atmósfera. Estos dos cambios bruscos acabaron con la mayor parte de la vida que consiguió sobrevivir al impacto.
    Por si fuera poco, el suelo de Chicxulub contenía mucho azufre, que fue emitido a la atmósfera, donde se convirtió en ácido sulfúrico provocando una lluvia ácida a escala planetaria.
    La unión de todo esto provocó que tres cuartas partes de las especies existentes desaparecieran, en lo que se conoce como la extinción masiva del Cretácico-Terciario.

    Al irse aclarando la atmósfera, todos los restos se depositaron en una fina capa que cubrió toda la superficie, la cual, debido al objeto, contiene una enorme concentración de iridio, otra de las pruebas que apuntan a que ésta fue la causa de esta extinción.

    Para concluir, cabe destacar que no está confirmado que esta extinción masiva se debiera únicamente a este suceso, sino que podría haber ayudado otros fenómenos como un periodo de vulcanismo mucho mayor de lo normal…

  • Cráter de Chicxulub, reto científico.
  • Distintas teorías posibles para la extinción (inglés).
  • Impactos de meteoros: Perú ’07

    meteoritoperu.png

    Pasamos a un meteorito mucho más pequeño pero más reciente: uno que cayó en septiembre del año pasado en Perú.

    Si bien todos los días caen toneladas de material extraterrestre (rocas, no penséis en bichos…) a la Tierra, casi todo son pequeños granos de unas micras de tamaño (de una diez a cienmilésima parte de un milímetro) o como mucho de unos milímetros, con lo que al entrar en la atmósfera se desintegran.

    Pero en ocasiones entran meteoros de mayor tamaño, con lo que puede llegar a tierra parte de éste. Si este tamaño es suficientemente grande (con que sea de medio metro ya vale, no necesitamos un obús tampoco), al chocar contra la tierra formará un cráter.
    Mucho más raro es que entre alguno del tamaño del de Tunguska (de alrededor de 1 cada 100000 años) o mayor.

    En esta ocasión cayó uno pequeño, del tamaño de una pelota de baloncesto, en Puno, una localidad de Perú, creando un cráter de unos 30 metros de diámetro y 7 de profundidad.
    Si bien este no tendría relevancia alguna entre el de Tunguska y el/los que describiré en los próximos días, es interesante en la parte del qué no debe hacerse en caso de encontrar un cráter de un meteorito que acaba de caer.

    En esta ocasión, los habitantes de la zona oyeron un sonido como el de un avión que cae en picado, y al mirar al cielo vieron una bola de fuego que caía.
    Cuando encontraron el lugar de impacto, se encontraron con un cráter de unos 30 metros (según medidas posteriores esta medida podría haber sido la mitad).

    Como siempre que ocurre algún fenómeno no frecuente, todos los habitantes cercanos se acercaron hasta allí para ver qué era eso o haber si se ve algo, además de varios turistas y coleccionistas de meteoritos.
    Total, que el alcalde decidió acordonar el cráter el mismo día y poner a varios uniformados en los lados para que nadie «metiese el morro».

    Claro, que cuando te sitúas en una zona que contiene bajo tierra varios sulfuros y arsénico, y lo sometes a una gran presión y temperatura debido a un impacto de un meteorito, la termodinámica hace su función y estas sustancias se evaporan saliendo a la superficie…

    Y como resultado de una suma simple: arsénico y sulfuro más uniformados al lado todo el día de guardia, se obtiene que éstos últimos sufren las consecuencias de los primeros: dolor de cabeza, mareos,…
    Pero da igual, podría ser que están malos, así que se les releva por otros.
    La cosa fue a peor cuando hasta 600 personas (todos los «visitantes») empezaron a tener los mismos sintomas: dolores de cabeza, mareos, problemas respiratorios… debido a la inhalación de esos humos tóxicos (no se descarta que parte de esos 600 sean más bien daños psicológicos que reales, como suele ocurrir cuando muchas personas comienzan a sentir los mismos síntomas y todo el mundo se «solidariza» con ellos).
    Finalmente se acordonó bien la zona y se prohibió que cualquier individuo se acercase más de una distancia mínima al cráter.

    Y esto es lo que suele pasar cuando cae algún objeto de este tipo (ya sea un meteoro de roca o algún resto de nave espacial). Durante la entrada en la atmósfera se ioniza, con lo que si ese objeto tenía algún elemento tóxico, quedará expuesto después del impacto. Y aunque no lo tuviera, siempre ha podido extraer o evaporar algún elemento que se encontrase debajo de la superficie…

    Impactos de meteoros: Tunguska

    Hoy comenzaré la primera de algunas entradas sobre diversos impactos que se han producido en la Tierra, con consecuencias más o menos relevantes.

    Empecemos por un impacto reciente en términos de grandes choques contra la Tierra, del que este año se cumplen 100 años: el impacto de Tunguska.

    tunguska.png

    Situémonos en Tunguska, una región aislada por taiga en la siempre inaccesible Siberia.
    Son cerca de las 7:15 de la mañana (hora local de allí) del día 30 de junio de 1908, cuando salimos de nuestra casa bien fresquitos (en sentido literal, porque probablemente encontremos varias decenas de grados bajo cero), cuando de repente vemos en el cielo una bola gigantesca de fuego, que estalla y nos despierta (o eso o nos duerme eternamente) con una explosión equivalente a unas 1000 bombas de Hiroshima.

    tunguska_imacto.png

    Por suerte, nosotros no estábamos ahí, ni casi nadie, ya que es una región bastante despoblada.
    Sin embargo, la explosión si pudo notarse en muchos lugares. Arrasó una superficie de unos 2000 kilómetros cuadrados de bosque (como media Cantabria) en la que dejó a todos los árboles (unos 80 millones) tumbados en el suelo, como consecuencia de la onda expansiva, y con dirección opuesta a la de la explosión. Un paisaje francamente desolador.
    Pero sus efectos llegaron también a Europa, donde, debido al polvo que depositó sobre la atmósfera, hasta los ingleses pudieron leer el periódico a media noche en plena calle, además de que en el viejo continente también sintieron parte del temblor debido a la explosión.

    ¿Qué ocurrió?

    Tunguska_arboles.png

    Hasta diecinueve años después no hubo ninguna misión en busca de la zona cero (recordemos que es Siberia, encontrar dónde se había producido era francamente difícil), y después de 19 años la zona seguía como se ve en la imagen de al lado.
    En esta expedición, se encontraron con el paisaje desolador que hemos descrito antes, aunque al menos les sirvió de ayuda para encontrar el lugar de impacto, ya que el bosque seguía arrasado, así que los árboles apuntaban directamente a dicho punto… solo tuvieron que seguir la dirección en que estaban tumbados.
    Sin embargo, al llegar al centro, se encontraron con que aquí los árboles seguían en pie, aunque totalmente arrasados: solo contaban con el tronco principal, como si fueran postes de teléfono.
    Esto indicaba que el objeto había estallado en el aire, y por eso justo encima de la explosión no tumbó a los árboles, solo los arrancó las ramas. Además, que los troncos hubieran permanecido en pie indicaban que la explosión fue suficientemente rápida como para cortar las ramas antes de que éstas pasasen dicho impulso al tronco y partir éste también. Este efecto también se vio tristemente 37 años después… en Hiroshima.

    Sin embargo, lo que más llamó la atención (como si lo anterior fuese algo que sucediese todos los días…) fue que no se encontró ningún resto del objeto. Cuando un meteorito cae en la Tierra, se desintegra casi totalmente, pero siempre queda algunos pequeños fragmentos en tierra…

    Esto avivó las hipótesis de que más que un pequeño (el objeto tenía unos 37 metros de diámetro) asteroide, podría haber sido un pequeño cometa, ya que éste, al estar compuesto en una gran parte por hielo, se podría haber desintegrado totalmente.

    Explicaciones actuales

    Aún sigue sin saberse si fue un asteroide o un cometa ya que no se han encontrado restos.
    Sin embargo, un equipo recientemente ha detectado que un lago cercano (lago Cheko) no existía en los mapas de antes del impacto, además de tener una forma propia de un cráter de impacto, y de tener en el fondo una roca que bien podría ser un resto del objeto.
    Esto encajaría con un pequeño fragmento que hubiese sobrevivido a la explosión en la atmósfera y finalmente se hubiera estrellado en tierra creando un cráter que se inundó formando un lago (algo muy común en fenómenos de este tipo).
    Así que por fin podría tenerse un resto que analizar. En un año lo sabremos…

    Información sobre este estudio: aquí (inglés) o (en español) en Investigación y Ciencia de octubre.

  • Ciencia @ NASA.
  • El Singular.
  • Esencia 21.
  • Astronomía fácil con Hermes.